LOS GOBIERNOS CONSERVADORES
En 1880 las élites de las distintas provincias se nuclearon en
torno al Partido Autonomista Nacional (PAN) y llegaron a acuerdos básicos sobre
las formas de organización y distribución del poder. Este pacto de dominación
significó el fin de las insurrecciones y guerras civiles y la constitución de
un régimen político que existió hasta 1916. Este régimen tuvo características
oligárquicas, pues el poder político fue monopolizado por un grupo minoritario
que concentraba, además, el poder económico y social. El control del gobierno
dependía de los múltiples vínculos y acuerdos entre personas pertenecientes a
los aristocráticos Club del Progreso y Jockey Club, o a las facultades de
Derecho de Buenos Aires y Córdoba. Si bien el nuevo sistema político era
republicano y federal, las élites impusieron distintos mecanismos que
aseguraban la exclusión de la voluntad de las mayorías a la hora de elegir a
sus representantes. Entre estas prácticas puede contarse el voto cantado, el
empadronamiento selectivo de los sufragantes, el fraude o la cooptación
política. El rol del Estado fue fundamental en este proceso ya que impulsó
políticas para poner la tierra, el trabajo y el capital al servicio de ese
nuevo modelo económico.
El estudio de este período comprende los siguientes temas:
- Modelo agroexportador
- Fraude electoral
- Inmigración
- El régimen oligárquico
- Luchas por la democracia
- La organización y la lucha de los trabajadores
- Reforma electoral de 1912
Sin pan y sin trabajo - Ernesto de la Cárcova
La patria a cuadros - Sin pan y sin trabajo
La sopa de los pobres - Reynaldo Giudici
Sin pan y sin trabajo - Ernesto de la Cárcova (1894)
La sopa de los pobres - Reynaldo Giudici (1884)
Luces y sombras del Centenario: entre visitas ilustres y conflictos sociales
En 1910, se celebró el Centenario de la Revolución de Mayo. Durante los festejos, organizados por la oligarquía, el orgullo por los logros que el país había alcanzado convivió con la preocupación respecto del futuro, generada por los conflictos sociales y los enfrentamientos políticos.
Exposiciones, desfiles y visitantes prestigiosos
Los festejos del Centenario fueron una excelente ocasión para que la clase dirigente exhibiera la prosperidad material que había logrado desde las últimas décadas del siglo anterior. Las diversas actividades pensadas para la celebración tenían el objetivo de mostrar una Argentina que, supuestamente, se encontraba en la cima de su esplendor.
En la ciudad de Buenos Aires se organizaron desfiles, exposiciones, funciones teatrales especiales y fiestas de gala que contaron con la presencia de visitantes ilustres; como la infanta Isabel de Borbón, integrante de la Corona española, y los políticos franceses Jean Jaures y Anatole France. También se inauguraron y comenzaron a construirse monumentos conmemorativos que habían sido obsequiados por diferentes países y por colectividades de extranjeros que vivían en la Argentina; entre ellos, la Torre de los Ingleses y el Monumento de los Españoles.
La otra cara de los festejos
Mientras un sector de la población celebraba, los conflictos sociales se habían profundizado. En 1909, en ocasión de los festejos del 1° de Mayo organizados por anarquistas y socialistas, había tenido lugar la llamada Semana Roja, que comenzó cuando la policía disparó sobre la multitud y dejó un saldo de varios muertos, entre ellos niños, y numerosos heridos y detenidos. En respuesta, la FORA (Federación Obrera de la República Argentina) y la UGT (Unión General de los Trabajadores) llamaron a una huelga general que se prolongó por una semana.
Aunque se atendió parcialmente el reclamo obrero, la conflictividad persistió y la atención que despertaba el Centenario resultó una oportunidad para que el movimiento obrero diera a conocer al mundo la difícil situación que atravesaban los sectores populares. Así, entre otras acciones, en mayo de 1910, la FORA convocó a una nueva huelga a la que el gobierno respondió con una dura represión.
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