Gobiernos inestables y conflictos sociales
1955 - 1958
El 16 de septiembre de 1955, un golpe de Estado interrumpió
la vida democrática, derrocó al presidente Juan Domingo Perón y puso en su
lugar al general Eduardo Lonardi. La alianza golpista coincidió en la necesidad
de que las Fuerzas Armadas reorganizaran la política nacional y dieran comienzo
a un proceso de “desperonización” de la sociedad. Sin embargo, el presidente
provisional era partidario de establecer acuerdos con algunos sectores del
Gobierno derrocado e intentó una política de conciliación, una suerte de peronismo
sin Perón que rearticulara la alianza de militares nacionalistas con dirigentes
sindicales y evitara el desplazamiento de los trabajadores hacia el comunismo.
Sin embargo, la mayoría de los integrantes de la llamada “Revolución
Libertadora” no estaba de acuerdo con esta política. Detrás de esa hostilidad
hacia los denominados “enemigos de la libertad” se encubría, por lo general, un
profundo odio social y ansias de desquite clasista
Proscripto el peronismo, las elecciones de 1958 fueron
disputadas entre dos fracciones del radicalismo, la Unión Cívica Radical del
Pueblo, que tenía a Ricardo Balbín como candidato, y la Unión Cívica Radical
Intransigente, que postulaba a Arturo Frondizi. Este último tenía un perfil más
opositor a la autodenominada “Revolución Libertadora” y contaba con la simpatía
de los partidos de izquierda y de un gran número de peronistas. Sin embargo, lo
que le permitió a Frondizi tener un masivo caudal de votos fue el pacto con
Perón; en él se estableció que, a cambio del apoyo, Frondizi se comprometía a
terminar con la proscripción del peronismo y a normalizar la CGT. “Integración
y desarrollo” fueron los ejes de la campaña electoral de Frondizi. El primero
de estos términos supuso incorporar nuevamente a la clase obrera y al peronismo
al sistema político; en tanto que el segundo término se refería a la necesidad
de profundizar el desarrollo económico del país con el estímulo a la
industrialización pesada mediante el crédito internacional.
1966 – 1973
Esta nueva dictadura, autodenominada “Revolución Argentina”,
fue liderada por el general Juan Carlos Onganía y entre sus objetivos estuvo la
modernización autoritaria del capitalismo argentino. Se propuso la construcción
de un país industrializado, con acento en la industria básica y en la promoción
de tecnología de punta. En este proyecto estuvieron incluidos las Fuerzas
Armadas y los grandes empresarios, pero quedaron fuera los partidos políticos,
el Parlamento y la burguesía industrial ligada al mercado interno. Así, por primera
vez desde 1955, el peronismo compartió con el resto de los partidos la
situación de exclusión. A pesar de esto, el peronismo tuvo en el sindicalismo
un canal de expresión. Las organizaciones gremiales quedaron en una zona
intermedia del escenario político y fueron alternativamente golpeadas e
invitadas a una participación restringida y controlada por el Gobierno
dictatorial. La represión y la censura no solo afectaron el normal
funcionamiento de los partidos políticos y de las instituciones de la democracia:
diversos ámbitos de la cultura y de las universidades también fueron objeto de
estas políticas. Ejemplo de este accionar fue la brutal represión, conocida
como La Noche de los Bastones Largos, que puso fin a la autonomía universitaria
y dio inicio a un proceso de vaciamiento cultural y educativo que condicionó la
investigación científica y el desarrollo educativo de los años posteriores.
1973 – 1976
Para las elecciones de 1973, luego de casi siete años de
dictadura, el peronismo organizó el frente electoral Frente Justicialista de
Liberación (FREJULI), que llevó como candidatos al delegado personal de Perón,
Héctor Cámpora, y a Vicente Solano Lima. Esta fórmula triunfó y asumió el
gobierno el 25 de mayo de 1973. Durante la breve presidencia de Cámpora,
aumentó la movilización generalizada de la sociedad y el protagonismo de los
sectores críticos al sistema económico social, al tiempo que los sectores más
conservadores del peronismo se agruparon en torno a la figura de José López
Rega. Luego de los conflictos sucedidos en Ezeiza –y con el retorno al país del
líder del peronismo–, Cámpora renuncia y se hace cargo interinamente de la
Presidencia, hasta las nuevas elecciones, Raúl Alberto Lastiri.
El amplio triunfo electoral llevó a Perón a un tercer
gobierno en el cual se evidenció la profundización de las divisiones
ideológicas dentro y fuera del peronismo. Estos proyectos políticos
alternativos y excluyentes parecían no poder ser saldados ni siquiera con el
liderazgo de Perón.
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